La vida de Hui Ling realmente comenzará tan pronto como llegue a Taiwan. O eso piensa ella. En este momento, se encuentra en la frontera entre Tailandia y Malasia, trabajando en trabajos mediocres y ahorrando dinero. Con la idea de marcharse, incluso cuando pierde todos sus ahorros, acepta la oferta de su jefe de conseguir dinero rápido como traficante de personas. A medida que desciende a la oscuridad de ese comercio sórdido, es testigo de las atrocidades perpetradas contra los inmigrantes de Rohingya.