A Martín le viene a la cabeza el caso del asesino del Lotus, algo que le ha tenido obsesionado durante los últimos 20 años. Temiendo los efectos de largas noches llenas de café y vueltas y más vueltas a la cabeza, Frasier y su hermano optan por llevarse a Martín a ver un partido de baloncesto. Pero incluso allí su obsesión continúa.